Rey de los Surfers y Héroe Olvidado de California | Por Hernán “Ruso” Azlor
No lejos de la concurrida costa de Waikiki Beach se encuentra el lugar de descanso final de un nativo hawaiano que cambió para siempre el mundo y la forma de ir a divertirse a la playa. Sobre su lápida no se hace mención alguna a George Douglas Freeth Jr., a pesar de haber recibido en vida el mayor reconocimiento civil de los Estados Unidos (la Medalla de Honor del Congreso) por haber rescatado sin ayuda a seis pescadores que se ahogaban durante una tormenta frente a las playas de California, y a puro pulmón!!!
Tampoco se hace mención a quien se considera el padre las modernas técnicas de rescate usadas por los guardavidas de mar. Tampoco se menciona que fue la primera persona en hacer una demostración y enseñar el surf en el sur de California….
Alrededor de los serenos confines del cementerio de Oahu, sin embargo, los suaves vientos del este soplan tierra adentro, aparentemente llevando consigo el gentil espíritu del hombre cuyo impacto marcó a guardavidas, surfistas y nadadores para siempre.
Cuando la costa de California empezó a atraer a cientos de miles de personas que la eligieron como su lugar de residencia, paradójicamente sus azules aguas eran percibidas con temor. La gente prefería tomar sus baños en las piletas de natación diseminadas cerca de la playa. Para aquella época, el mar era considerado un peligro flagrante y mucha gente perdía la vida entre las rápidas corrientes y las potentes olas.
Los incipientes equipos de rescate se llamaban “Tripulaciones de Salvavidas” y estaban compuestos por voluntarios con poca experiencia o por guardacostas o miembros de la marina que apenas sabían nadar. Rescataban a la gente en problemas usando técnicas más apropiadas para un naufragio que para un nadador en apuros: metían un pesado bote a remos al agua, y si las olas no los tumbaban tardaban tanto en llegar a las víctimas que tenían suerte si sacaban con bien a alguna…
Goerge Lucas Freeth Jr. nació en la isla de Oahu un 9 de Noviembre de 1883.
Desde temprana edad el joven George se sintió atraído por el océano. Sobresalía como nadador y clavadista, y era uno de los pocos surfers que sobrevivieron a la purga de los misioneros luteranos que prohibieron este deporte durante el Siglo 19.
Para el momento en que los diarios de Hawai catapultaban a las Islas como “el hogar de los nadadores”, George fué nombrado capitán del prestigioso equipo de natación Helani, con base en Waikiki. En un tiempo anterior a la radio y la televisión, turistas y nativos se congregaban en gran número para asistir a las ferias acuáticas locales. Fue durante uno de estos eventos que el joven Freeth dejó su marca como dotado “Hombre de Agua”. A pesar de ser un prominente campeón de natación, probó ser el favorito de la multitud por sus habilidades para el clavado de altura. Para delicia de los espectadores y admiración de los competidores, realizó maniobras “arriesgadas y elegantes”, alguna de las cuales nunca habían sido ejecutadas anteriormente.
Entre aquellos que atestiguaron y admiraron las proezas acuáticas de Freeth se encontraba el joven Duke Kahanamoku, que luego alcanzaría estatus de leyenda tanto en natación como en surfing y que se convirtió en su admirador y amigo de toda la vida, y también le enseñó a surfear al escritor Jack London, el autor de las novelas Lobo de Mar y Colmillo Blanco, quien fuera uno de los primeros “haloes” (extranjeros) en subirse a una tabla.
A pesar de los prejuicios raciales que imperaban en la época, George se ganó el cariño y el respeto de todo el mundo. Cuando emigró a California fue contratado como salvavidas en las piletas de natación de Huntington Beach y Redondo, cuando en el lugar apenas existían un par de hoteles, una estación de trenes para llevar a los turistas, y muchos terrenos baldíos en venta.
Cuando llegó la 1ª Guerra Mundial, miles de soldados de paso por California se aventuraron en las aguas del Pacífico para refrescarse durante los cálidos días de verano. Muchos perecieron ahogados…La mayoría nunca había visto el mar. Y George se dijo a si mismo que algo había que hacer….
George Freeth, surfer y gran nadador hawaiano, movió cielo y tierra para lograr que el Cuerpo de Guardavidas (“Guardar” en lugar de “Salvar”: la consigna era la prevención) estuviese compuesto por nadadores entrenados que entendieran la dinámica costera.
Además, inventó el famoso “torpedo” de rescate, el carretel, introdujo el longboard como parte del equipo y hasta fue precursor de los cuatriciclos usando una moto Harley Davidson con sidecar, donde llevaba una camilla y un botiquín de primeros auxilios, para poder llegar más rápido hasta donde lo necesitaran…
Su conocimiento sobre el comportamiento del mar y las olas, parte de su herencia hawaiana, fueron un aporte fundamental: utilizando las corrientes de rip ( Chupones ) y las rompientes enseñó la manera correcta de salvar a un nadador en peligro sin necesidad de entrar al agua en un lento y pesado bote a remos.
George fue uno de los primeros surfers jamás vistos en las costas de California. Mucho antes que el Duke Kahanamoku fuese famoso, hacía demostraciones en público para atraer la atención de la gente y así reclutar nuevos “hombres de agua” que lo ayudaran a formar el primer Cuerpo de Guardavidas Profesional de la historia.
Hay tres tradiciones surferas: la Hawaiana, que tiene más que ver con lo ancestral y lo religioso; la Californiana, caracterizada por hombres de coraje, locos y aventureros; y la Australiana, asociada a los “Lifesavers” (o Guardavidas) que usan sus enormes paddleboards y botes para rescatar a los nadadores en apuros.
George Freeth conjugó las tres tradiciones. Y más aun, las utilizó para que la gente se amigara con el mar y hacer de las playas un lugar más seguro…
George continuó haciendo demostraciones de surf, y trabajando como guardavidas en las piscinas y playas de Huntington Beach y Redondo durante varios años….Con un ojo vigilaba a la gente en las piletas de natación, que estaban cerca del mar, y con el otro a los que se aventuraban entre las olas.
Le pagaban muy poco. Dormía en las instalaciones de algún club de playa o en las casillas de los balnearios de los hoteles donde trabajaba, pero era feliz con su labor y nada le gustaba más que ayudar a los demás, enseñar a surfear y vivir al lado del mar.
Durante la Gran Epidemia de Influenza Española, que se llevó a más de 20 millones de personas en todo el mundo, George Freeth cayó enfermo y a pesar de su gran fortaleza no pudo recuperase.
Su legado habría quedado en el olvido a no ser por el trabajo de Arthur C. Verger, que en el año 2001 publicó en la revista de la Sociedad Histórica Californiana su libro: “George Freeth: Rey de los Surfers y héroe olvidado de California”, que por fin dio a conocer la vida y las contribuciones de quien ahora se considera “El Padre del Surf Californiano” y "El Creador de los Guardavidas Modernos".
Una vez más, la historia demuestra que el surfing y los surfistas han hecho aportes para hacer de este mundo un lugar mejor para vivir.
Hernán “Ruso” Azlor (adaptación de las series de Malcom Gault Wiiliams "Legendary Surfers")
George Freeth con una de las tablas que él mismo construyó, y sobre las que dio las primeras exhibiciones de surfing fuera de Hawai.
Las técnicas de rescate de los guardavidas modernos fueron un aporte de George Freeth y su herencia hawaiana.
Antes de Freeth, los rescates en la playa se hacían con pesados botes a remo, más apropiados para brindar ayuda en naufragios a poca distancia de la costa que para socorrer a nadadores en apuros.
El torpedo y el carretel de rescate fueron ideados por George Freeth. Tom Blake, el creador de las quillas, las tablas huecas y el windsurf, patentó el invento años más tarde.
George Freeth fue el primero en surfear California sobre las olas de Redondo y Huntington Beach cuando en el lugar apenas se levantaban dos hoteles y una estación de trenes. Los únicos otros surfistas anteriores a Freeth de los que se tenga registro fueron dos príncipes hawaianos que se encontraban estudiando en una academia militar de California a finales del siglo 19.
Durante casi un siglo miles de vidas han sido salvadas en las playas de todo el mundo gracias a las innovaciones de George Douglas Freeth Jr.
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